HISTORIA DE CAJICÁ

El poblado de los Muiscas estaba sobre el camino de Tabio a Zipaquirá que iba por el pie del cerro Busongote, más o menos próximo al sitio hoy llamado Las Manas, en la hacienda Montepincio, hoy parque, frente del cual tuvo lugar el 23 de marzo de 1537 el primer encuentro de los güechas con la vanguardia de Gonzalo Jiménez de Quesada. Como resultado de ella hubo múltiples pérdidas humanas y pánico generalizado por la naturaleza desconocida de las armas de fuego para los muiscas. También mencionan los cronistas el intercambio de cuentas de vidrio españolas y elementos de oro.


No se precisa hasta cuando estuvo allí el poblado, que pudo haber sido hasta antes de la visita de Ibarra en 1593. De la descripción resultó que había 301 varones y 475 mujeres, para un total de 776. Desde los primeros años de la conquista hubo iglesia doctrinera, que era un simple bohío de bahareque, en cuyo contorno estaban los ranchos que formaban el pueblo. En la visita del oidor Diego Gómez de Mena en 1603 en atención a la solicitud de los indios sobre el corregidor Cristóbal Tinoco, que les había quitado tierras de sus resguardo e impedía tomar agua del río Simca o Tabio, ordenó "abrir la dicha acequia y tomar el agua para que por ella venga encañada y corriente a este dicho pueblo" atravesando un pantano llamado Cucasagua, días después el corregidor fue notificado de la devolución de 4 labranzas a los indios en su regreso de Fusagasugá.



Por esta misma época con la llegada de los jesuitas a la Nueva Granada el presidente Juan de Borja y el arzobispo Bartolomé Lobo Guerrero les dieron la doctrina de Cajicá, en cabeza de los sacerdotes José Dadey y Juan Bautista Coluccini, dedicados al estudio de la lengua muisca, y dedicados a la enseñanza fundaron una escuela de música y canto, donde muchos niños aprendieron a leer, escribir y por su puesto a cantar y tocar instrumentos, la enseñanza se daba en la plaza al aire libre, hasta 1615 fecha en que los curas se trasladan a Duitama. Según monseñor José Ignacio Perdomo Escobar en "Historia de la Música en Colombia" "los indios de Cajicá fueron los primeros del nuevo reino en aprender a leer notas y cantar guiados por el pentagrama, a tocar flauta, chirimías, violines, y otros instrumentos".

En la visita del oidor Gabriel de Carvajal, el 29 de septiembre de 1638, se hizo la descripción de 688 indios; de la visita se concluyó que los indios no estaban poblados en torno a la iglesia sino dispersos por la escasez de agua. Por esta razón, se ordenó la construcción de la iglesia de ladrillo, tapia y teja, que hizo en 1598 el albañil Juan del Hoyo por mandado del oidor Miguel de Ibarra, y que logró la consolidación del poblado indio.

Al año siguiente de su construcción, aparecieron graves defectos y fue necesario avaluarla de nuevo y proyectar su reparación. Su deterioro vino a aumentarse por un temblor a finales de enero o el 2 de febrero de 1616. La reconstrucción se contrató por escritura el 26 agosto del mismo año. Cuando se levantaba sufrió graves daños por causa de un temblor y fue necesario reconocerlos para un nuevo avalúo. La finalización de la iglesia quedó a cargo del cura Diego Rojas, cuyos gastos le fueron pagados en 1634.

El 28 de febrero de 1867, el arzobispo Antonio Sanz Lozano, en su visita pastoral, dispuso la reconstrucción de la iglesia, que había quedado en mal estado desde el terremoto del 12 de julio de 1785.

La actual iglesia, iniciada a finales del siglo xvi, fue terminada en 1930 bajo la dirección de los arquitectos Juan de la Cruz Guerra y Julio Atehortúa, siendo párroco José del Carmen Castro. Son patronos de la parroquia San Roque y la Inmaculada Concepción.


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